Una vuelta al Sol

Por Eugenia Perrella


Sol de mi vida es un libro que surgió casi de manera natural, se impuso como una historia paralela en medio del proceso de escritura de Espía la noche. Porque si teníamos la noche, el cielo y toda la magia que ocurre cuando el Sol se esconde y todo oscurece; no podía faltarnos la luz, las maravillas que generan los rayos infinitos de nuestra estrella más importante.

Surgían preguntas que rondaban lo científico, lo biológico, lo natural; es decir, todo lo relacionado con el poder inmenso del Sol para modificar todo lo que toca. Pero, al mismo tiempo, aparecían cuestiones que sonaban divertidas, curiosas y, hasta a veces, disparatadas. Porque es verdad que, al mismo tiempo que puede generar la fotosíntesis en las plantas, el Sol es capaz de derretirnos un helado delicioso.

También es cierto que el Sol le avisa al gallo que ya es hora de cantar para despertar hasta al más remolón; les marca a las aves y a algunos insectos el camino para migrar; les indica a los animales cuándo es hora de descansar y hasta nos regula a nosotros mismos, los humanos, nuestro reloj interno.

Fue así que comenzaron a tomar forma una mezcla de temas variados que iban tejiéndose con el mismo hilo conductor, una hebra dorada que guiaba el rumbo siempre hacia el mismo lugar y que comenzaba allá lejos, en el espacio, y terminaba a nuestros pies.

La información era tanta que toda no entraba en el libro. Y hay datos y curiosidades sobre el Sol que les queremos contar aquí. Les propongo que sigan investigando, hay mucho más por descubrir.

  • Como la mayoría de estrellas, el Sol está compuesto principalmente de hidrógeno y helio. También tiene otros siete elementos: oxígeno, carbono, neón, nitrógeno, magnesio, hierro y silicio.
  • El Sol tiene hasta seis capas. Pero desde nuestro planeta solo es posible ver la capa exterior, llamada fotósfera. Allí, la temperatura promedio es de 5.500 grados. El núcleo es aún más caliente, alcanzando los 15 millones de grados.
  • El Sol tiene alrededor de 4,6 mil millones de años. Se calcula que le quedan otros 5 mil millones más antes de que se termine su combustible nuclear.
  • Aunque no parezca, el Sol no está quieto: viaja a través de la galaxia a una velocidad de aproximadamente 828.000 kilómetros por hora.
  • Cada segundo, el Sol produce suficiente energía para cubrir las necesidades energéticas de la Tierra durante más de 500.000 años.
  • Sería imposible pararse sobre el Sol porque nos quemaríamos. Pero imaginemos que podemos hacerlo. Como allí hay 28 veces más gravedad que en la Tierra, un niño que pesa 30 kilos en nuestro planeta, en el Sol pesaría 840. Y si intentáramos saltar, casi que no podríamos despegarnos del piso.
Sol de mi vida de Eugenia Perrella y Gabriela Burin

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